¿Quién de nosotros no pasó alguna vez por situaciones muy
difíciles cuando menos esperaba? La verdad es que cuando todo está bien en
nuestra vida material, en la familia y en el trabajo, somos indiferentes, e
incluso caminamos alejados de Dios y de la vida de fe. También es muy común que
busquemos a Dios solamente en el momento en que algo de malo sucede y mueve
nuestras bases materiales o pone nuestro futuro en peligro. Son oportunas y
consoladoras las palabras de Jesús: “Os digo todo esto para que encontréis paz
en vuestra unión conmigo. En el mundo habréis de sufrir, pero tened valor, yo
he vencido al mundo” (Juan 16:33) También las palabras del Salmo 50: “Llámame
cuando estés angustiado; yo te libraré, y tú me honrarás” son de mucho
consuelo. Amparémonos en Jesús quien venció el pecado, la muerte y al mismo
diablo en nuestro lugar, trayéndonos el perdón, vida y salvación. Amén.
Oremos: Amado Salvador, danos fuerzas para superar los
momentos difíciles de nuestra vida y para que podamos ayudar al próximo en sus
dificultades. Amén.
“Os digo todo esto para que encontréis paz en vuestra unión
conmigo. En el mundo habréis de sufrir, pero tened valor, yo he vencido al
mundo” (Juan 16:33)
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