LOS CREYENTES PERMANECIAN JUNTOS
Después de las ascención de Cristo, la característica que identificó a sus seguidores fue permanecer en unidad. Se reunían para compartir la fe, estudiar las Escrituras y orar. Todos en torno a un principio fundamental: seguir a Jesucristo.
Reunirse permite edificarse mutuamente, estimularse en el caminar con Cristo, expresar los principios prácticos de la vida cristiana, pero además, impactar a otras personas. Así lo hacían los primeros cristianos. “Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan con generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos”(Hechos 2:44, 46, 47. NIV).
Las reuniones de los cristianos del primer siglo, se cumplían incluso en sus hogares, tal como lo apreciamos en las Escrituras: “Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías” (Hechos 5:42).
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