En el mundo de hoy las personas necesitan cada vez más de una buena apariencia. La apariencia es tan importante que existen varios estudios sobre la mejor manera de comportarse, vestirse y hablar en los diversos tipos de ambientes que frecuentamos y situaciones en que vivimos, todo para mantener la buena imagen y así conquistar nuestros objetivos por medio de una apariencia que transmita seguridad, seriedad, bondad y capacidad. A pesar de que el mundo de hoy nos dice que la imagen es todo, sabemos que esa realidad no es la misma cuando se trata de nuestro relacionamiento con Dios. Así es porque no existe nada que podamos esconder de Dios con nuestra imagen y apariencia. Dios todo sabe y todo lo ve. Su conocimiento es tan profundo que nosotros no podemos imaginar cómo puede Dios ser omnisciente, o sea, conocedor de todas las cosas, aun las más ocultas para nosotros.
Oremos: Querido Dios, yo te agradezco porque no me rechazas aun sabiendo de mi debilidad y pecado. Gracias porque Jesús murió por mí. Amén.
“¡Qué profundas son las riquezas de Dios, y su sabiduría y entendimiento! Nadie puede explicar sus decisiones ni llegar a comprender sus caminos” (Romanos 11:33)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario